Epicondilitis y epitrocleitis
Definición:
La epicondilitis y la epitrocleitis son dos patologías que afectan al codo, concretamente a los tendones de la parte externa e interna respectivamente, causando una inflamación de los mismos. Son lesiones comunes que afectan el codo y suelen estar asociadas con movimientos repetitivos o un uso excesivo de los músculos del antebrazo.
Epicondilitis:
La epicondilitis, también conocida como codo de tenista (por su relación con los deportes que implican de manera repetitiva el movimiento de muñeca y codo, aunque es común que esté presente también en personas con trabajos manuales o con ordenador). Se caracteriza por el dolor en la parte externa del codo, específicamente en la región del epicóndilo lateral.
Epitrocleitis:
Por otro lado, la epitrocleitis, o codo de golfista, se manifiesta con dolor en la parte interna del codo, en la región del epicóndilo medial.
Ambas condiciones pueden causar molestias, dolor y limitaciones en la movilidad del codo, lo que puede afectar la calidad de vida de quienes las padecen. Signos característicos de estas patologías son: dolor al querer coger una silla, al estrechar la mano o coger cosas con dolor variable en función de la posición del antebrazo. Es importante buscar atención médica si experimentas síntomas persistentes, ya que un diagnóstico preciso y un tratamiento adecuado pueden ayudar a aliviar el malestar y prevenir complicaciones a largo plazo.
Tratamiento:
El tratamiento de la epicondilitis y la epitrocleitis suele incluir una combinación de medidas conservadoras en las que un fisioterapeuta puede guiarte. Algunas de las terapias conservadores son: reposo, hielo, ejercicio terapéutico con ejercicios de fortalecimiento, etc. En algunos casos, se pueden recomendar tratamientos más invasivos, como inyecciones de corticosteroides o cirugía, si otras opciones no han sido efectivas.
Prevención:
Además, es fundamental identificar y corregir los factores desencadenantes de estas lesiones. Por eso la fisioterapia es de vital importancia para ese reconocimiento de posturas inadecuadas, movimientos repetitivos o sobrecarga muscular. Adoptar medidas preventivas, como el uso de equipos ergonómicos, el calentamiento adecuado antes de la actividad física y el fortalecimiento de los músculos del antebrazo, puede ayudar a reducir el riesgo de desarrollar epicondilitis o epitrocleitis.