La «protrusión discal» es el término médico que se utiliza para describir una condición en la que el material del disco intervertebral, que actúa como un cojín entre las vértebras de la columna vertebral, se desplaza hacia afuera de su posición normal.
Esta protrusión puede ejercer presión sobre los nervios cercanos y causar síntomas como dolor, entumecimiento, debilidad y otros problemas neurológicos. Esta es una patología muy común en la sociedad actual y puede afectar a personas de muy diferentes edades.
Causas de las Protrusiones Discales
No existe un único motivo por el que se producen, de hecho, en la mayoría de los casos es una suma de ellos los que dan como resultado la protrusión. Los más destacados son:
- Envejecimiento: conforme vamos envejeciendo, nuestro cuerpo lo hace a la vez, provocando que los discos intervertebrales empiecen a degenerarse y volverse más frágiles y por tanto más propensos a las protrusiones.
- Lesiones: no siempre las causas pueden ser indirectas, también se pueden producir a raíz de golpes, caídas, lesiones, accidentes automovilísticos, etc.
- Sobrepeso y carga excesiva: al igual que para el resto de articulaciones del cuerpo, el exceso de peso provoca un mayor deterioro y desgaste así como una mayor presión constante.
- Mala postura: en caso de mantener una mala postura de forma prolongada, se ejerce sobre los discos una presión añadida que aumenta el riesgo de protrusión.
¿Cuáles son los síntomas?
Los síntomas pueden variar según la localización, grado de afectación del disco, edad, antecedentes de la persona… sin embargo toda protrusión discal suele cursar con:
- Dolor en la zona de la columna, dependiendo el lugar de la protrusión será cervical, dorsal o lumbar. Se caracteriza por ser un dolor muy agudo e incapacitante, además, una característica importante de este dolor es su irradiación hacia las extremidades, bien sea brazos o piernas.
Entumecimiento o debilidad en los niveles afectados.
- Hormigueos o sensaciones de pérdida de sensibilidad.
- Incapacidad o dificultad para moverse o cambiar de posición.
Fisioterapia como Tratamiento para las Protrusiones Discales
La fisioterapia actúa un papel clave en el tratamiento de esta lesión, tanto en la prevención de la lesión como en su posterior tratamiento, mediante:
- Educación y asesoramiento acerca de la patología y posibles prevenciones.
- Fortalecimiento de la musculatura, pudiendo realizar un entrenamiento de fuerza específico para fortalecer la musculatura que actúa como faja natural del cuerpo para evitar las protrusiones.
- Terapia manual para relajar y disminuir el tono alterado de la musculatura debido a la lesión.
- Técnicas analgésicas como la aplicación del calor, o la realización de estiramientos y entrenamiento de la flexibilidad y movilidad.